Los sellos fiscales de España constituyen un elemento fundamental dentro de la historia administrativa y económica del país. A diferencia de los sellos postales, su función no estaba relacionada con el envío de correspondencia, sino con el pago de tasas, impuestos o derechos sobre diversos trámites y documentos oficiales. Estos sellos servían como comprobante de que una determinada gestión —como escrituras, contratos, certificados o licencias— había satisfecho la obligación fiscal correspondiente.

Su uso se remonta al siglo XIX y abarcó una amplia variedad de aplicaciones, tanto en el ámbito estatal como en el provincial y municipal. Los diseños de los sellos fiscales suelen incluir escudos nacionales, emblemas institucionales y valores monetarios, reflejando la autoridad emisora y la finalidad del tributo.

Hoy en día, los sellos fiscales españoles son de gran interés para los coleccionistas y estudiosos de la historia administrativa, ya que proporcionan una valiosa información sobre el sistema tributario, la evolución legal y las prácticas burocráticas de distintas épocas en España.